Economía keynesiana, o Keynesianismo, teoría económica basada en las ideas de John Maynard Keynes, tal y como plasmó en su libro Teoría general sobre el empleo el interés y el dinero, publicado en 1936 como respuesta a la Gran Depresión en los años 1930. La economía keynesiana se centró en el análisis de las causas y consecuencias de las variaciones de la demanda agregada y sus relaciones con el nivel de empleo y de ingresos. El interés final de Keynes fue poder dotar a unas instituciones nacionales o internacionales de poder para controlar la economía en las épocas de recesión o crisis. Este control se ejercía mediante el gasto presupuestario del Estado, política que se llamó política fiscal. La justificación económica para actuar de esta manera, parte sobre todo, del efecto multiplicador que se produce ante un incremento en la demanda agregada.
Keynes refutaba la teoría clásica de acuerdo a la cual la economía, regulada por sí sola, tiende automáticamente al pleno uso de los factores productivos o medios de producción (incluyendo el capital y trabajo). Keynes postuló que el equilibrio al que teóricamente tiende el libre mercado, depende de otros factores y no conlleva necesariamente al pleno empleo de los medios de producción, es decir, que los postulados básicos de Smith ( tal como fueron formalizados por Say) dependen de una premisa que no es necesariamente correcta o "general". Así Keynes postuló que la posición de Smith, Say o Ricardo, sobre el equilibrio de la oferta y la demanda, sería correspondiente a un caso "especial" o excepcional, en tanto que la teoría debería referirse al proceso "general" y a los factores que determinan la tasa de empleo en la realidad. en consecuencia llamó a su proposición "Teoría general".
En términos no técnicos, el liberalismo económico clásico supone que cuando se produce un bien se han producido también los medios para su compra (en la medida en que para producirlo se ha gastado dinero, ya sea en inversiones de capital, compra de materias primas, sueldos, etc.). En esa situación lo racional es comprar (dado que mantener dinero sin uso no produce beneficios. En todo caso, el posible ahorro de algunos es equilibrado por el endeudamiento de algún otro). Sigue además que para fomentar crecimiento económico hay que fomentar la producción: a más producción, más dinero, más compras, etc. Así, en el largo plazo, no solo todo lo que se produce es lo mismo que todo lo que se compra sino que todos están interesados en que el sistema funcione a máxima capacidad (se logra un equilibrio entre la producción y la demanda agregada que tiende al máximo uso de los recursos, incluyendo el pleno empleo).
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