martes, 5 de julio de 2011

Carlos Salinas de Gortari

El primero de diciembre de 1988 tomó posesión como Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, el licenciado Carlos Salinas de Gortari y nombró como Procurador General de la República al doctor Enrique Álvarez del Castillo, quien estuvo al frente hasta el 20 de mayo de 1991, siendo sustituido por el licenciado Ignacio Morales Lechuga, quien a su vez estuvo en el cargo hasta el 3 de enero de 1993. Posteriormente ocupó el cargo el doctor Jorge Carpizo Macgregor, quien estuvo en la Institución hasta el 4 de enero de 1995, toda vez que fue nombrado titular de la Secretaría de Gobernación. El último tramo del sexenio fue ocupado por el licenciado Diego Valadés Ríos, quien estuvo hasta el 11 de mayo de 1994, siendo sustituido por el doctor Victor Humberto Benitez Treviño, el cual concluyó el período sexenal.
Durante 1989 el Ejecutivo Federal promovió la revisión y actualización del Sistema Jurídico Nacional a fin de reducir interpretaciones, fortaleciendo la congruencia entre la norma y la acción jurídica. En materia de procuración e impartición de Justicia, se constituyen prioridades acordes al Plan Nacional de Desarrollo, para lo cual se aprobaron y publicaron modificaciones a la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos, Código Federal de Procedimientos Penales, Código de Procedimientos Penales para el Distrito Federal, Código Penal en Materia de Fuero Común y para toda la República en Materia de Fuero Federal, entre otras.
En el ámbito de su competencia la Procuraduría General de la República, realizó en este período la mejora a la Seguridad Pública y la Procuración de Justicia modernizando el Ministerio Público Federal, con el propósito de estar en capacidad de responder con eficiencia y oportunidad a los requerimientos actuales de la sociedad.
En el marco del programa de Simplificación Administrativa, se elaboraron documentos normativos, principalmente relacionados con los Agentes del Ministerio Público Federal; se desconcentraron funciones y recursos económicos a las Delegaciones de Circuito, entre otras acciones, propiciando con ello el mejoramiento de los servicios que presta la Institución. Así también se llevó a cabo una intensa profesionalización y actualización de los Agentes encargados de la Procuración e Impartición de Justicia Federal.
En la campaña permanente contra el narcotráfico, se redoblan esfuerzos en razón de soberanía, seguridad interna y de salud pública con el auxilio incondicional de diversas Instituciones y Dependencias del Gobierno Federal, Estatal y Municipal, así como Organismos del Sector Privado, tan es así que México fue reconocido con el Galardón del “Espíritu de Libertad” en la Ciudad de Atlanta, Georgia, Estados Unidos de América, y se honró al Gobierno de México con la Presidencia de la Segunda Reunión de Jefes de Organismos Internacionales y de represión en el uso de Drogas, celebrada en Viena, Austria, asimismo se otorgó a México la sede de la Reunión de Ministros de Justicia y Procuradores del Continente Americano.
El sexenio de Carlos Salinas marcó un claro parteaguas respecto de las gestiones priístas previas, especialmente las de Luis Echeverría Álvarez y José López Portillo en la medida que rompió con el discurso y la ideología del nacionalismo revolucionario que todavía con Miguel de la Madrid trató de presentarse como el soporte ideológico del priísmo.
Salinas, en cambio, adelantó una serie de tesis que él mismo englobó bajo la categoría de “liberalismo social” que buscaba recuperar lo mejor de las tradiciones ideológicas del liberalismo juarista delsiglo XIX y de la Revolución Mexicana del siglo XX. En este sentido, Salinas pronunció una serie de discursos durante 1991 y 1992 que sirvieron de soporte para impulsar algunas de sus más ambiciosas reformas. En un sentido, la que puso punto final a la reforma agraria, concebida ya desde tiempos de Echeverría más como un instrumento de control social que como uno de efectiva solución de problemas en el agro mexicano. Formó parte de esa ofensiva ideológica también la iniciativa para reformar las relaciones del Estado con las iglesias, especialmente la católica, aunque en este punto es donde es posible observar mayores tensiones entre la recuperación del juarismo propuesta por Salinas y las políticas desarrolladas por su gobierno.
Salinas se inspiró para articular su propio concepto de “liberalismo social” en los trabajos de Jesús Reyes Heroles, Otto Granados Roldán (director de Comunicación Social durante los primeros años de su gestión) y José Francisco Ruiz Massieu (quien jugó un papel clave en la reforma de la relaciones Iglesia-Estado).

Privatizaciones

Hacía 1984, el gobierno federal era propietario u operaba poco más de 1150 empresas de todo tipo, desde cadenas y productoras de cine y televisión, hoteles, inmobiliarias, mineras, ingenios azucareros, automotrices, siderúrgicas, pesqueras, transbordadores, e incluso el conocido centro nocturno El Patio de la ciudad de México, también fue el caso de la Siderúrgica Lázaro Cárdenas-Las Truchas, Petróleos Mexicanos o Comisión Federal de Electricidad.
La crisis de 1982 obligó al gobierno federal a nacionalizar la banca, con lo que la participación del Estado en la economía creció todavía más. En otros casos, sin embargo, el gobierno, lo mismo el federal que el del Distrito Federal y los de los estados, se convirtió en dueño de empresas como medida para evitar la quiebra de empresas privadas que se consideraba jugaban un papel importante para la economía del país o que simplemente empleaban a un número importante de personas.
Esta dinámica se vio favorecida por dos procesos. En un sentido, por la sobrevaluación del peso mexicano que ocurrió ya durante los últimos años del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz y de manera más clara durante los primeros años del gobierno de Echeverría, quien expandió el control del Estado sobre la economía al hacerse cargo de Teléfonos de México. La sobrevaluación hacía que las mercancías mexicanas fueran más caras que las que se producían en otros países. No sólo eso, gracias a las políticas de industrialización seguidas desde el gobierno de Lázaro Cárdenas (con un alto componente de protección a la industria nacional), las empresas mexicanas habían perdido calidad y eficacia.
Esta dinámica estuvo a punto de romperse con la decisión de Echeverría de devaluar el peso justo antes de que terminara su gestión en 1976. Sin embargo, su sucesor, López Portillo decidió utilizar los recién descubiertos excedentes petroleros para mantener intocadas las políticas industriales y comerciales que había heredado de sus predecesores.
Todas estas empresas operaban con déficit por lo que se mantenían gracias a una inyección constante de fondos públicos obtenido por medio de deuda, excedente petrolero o, en los peores momentos del periodo 1970-1982, por medio de la emisión de billetes y monedas sin sustento. Ello hizo que para 1982, el déficit público primario fuera de más del diez por ciento del Producto Interno Bruto. Cerca de un 70 por ciento de este déficit provenía del sector paraestatal

No hay comentarios:

Publicar un comentario